jueves, 8 de marzo de 2012

LO QUE LA JUSTICIA AMA: MUCHOS PAPELES... PERO MUCHOS

Justicia burocrática e inflamable





Dado que acostumbran llamarnos "exagerado" —ése es el más suave— queremos dar un ejemplo de la irracionalidad de ciertas prácticas de la administración de justicia que sus operadores perciben como algo normal "porque siempre se hizo así".

El ejemplo no es nuestro (de ninguno de quienes trabajamos en la Fiesta #PORLAJUSTICIA). Es del Prof. Julio B. J. Maier, el más erudito de nuestros procesalistas penales con larga trayectoria en el Poder Judicial.  Sus dichos son parte de una entrevista realizada a Julio B. J. Maier por Mirna Goransky, y publicada en Goransky, Hacia un Ministerio Público eficaz, eficiente y democrático. Un estudio comparado, Ed. Del Puerto, Buenos Aires, 2010.










Lo que ocurre, en este sentido, es que nosotros tenemos una enorme cultura de justicia burocrática que nos domina. Se confunde el acta con el acto. Se anulan actas y no actos; el matrimonio no es el papel; es un acto que uno realiza... La confusión se debe a que es muy burocrático el procedimiento que se sigue en la administración de justicia.

También el derecho europeo continental es muy burocrático porque proviene de una cultura de muchos años, que es la cultura de la justicia escrita. Pero claro, hace años que aprendieron que se puede hacer algo distinto; acá todavía no lo aprendimos, a pesar de que se ha introducido el juicio oral, no lo hemos aprendido. Existe la idea de que la justicia es acumulación de papeles. Alguien dijo una vez que cuando llegue el juicio final no va a haber ningún problema porque todo va a ser cuestión de montarse sobre los expedientes que van a llegar a San Pedro sin necesidad de que te llame.

El problema se advierte en un ejemplo que escuchamos sobre el funcionamiento de los tribunales. Les voy a dar una idea de cómo se comunican dos jueces de la misma competencia, o, mejor dos fiscales, el fiscal 23 y el 24, por ejemplo. Vamos a suponer que el fiscal 23 necesita algo que le puede proporcionar el fiscal 24; por ejemplo, un expediente administrativo donde conste la compra de un revolver, y supongamos que lo necesita, por alguna razón vinculada con alguno de sus casos. Cada uno tiene un caso —lo digo porque caso se confunde con legajo de papeles, y si desaparece ese legajo de papeles, no tienen más un caso—.

¿Cómo hace el pedido? Están ubicados uno al lado del otro; los separa una puerta que normalmente utilizan, por ejemplo, cuando uno le pregunta al otro qué va a hacer esa noche. Pero claro, cuando tienen que pedir una cosa vinculada con el expediente, el fiscal 23 le escribe una carta al fiscal 24 y se la da a un empleado suyo que lo anota en un libro. Ese empleado también hace un recibo en otro libro que se llama libro de recibo. Con ese libro de recibo y la carta, el empleado sale de su oficina, da la vuelta y entra por la otra puerta a la fiscalía 24, allí un empleado firma en su libro de recibo, el primer empleado vuelve y deja el libro otra vez en la fiscalía 23. ¿Que tiene que hacer el empleado de la 24? Tiene que anotar en un libro de entradas que ingresó esa carta, y agregar una serie de indicaciones. Luego pone la carta en un cesto depapeles para que alguien la lea. Primero la lee un pinche, que proyecta, por escrito, algún tipo de decisión sobre esa carta; por ejemplo escribe: “no te voy a mandar lo que me pedís porque lo necesito yo”, o bien “te voy a mandar lo que pedís”. Esto se escribe de la forma que normalmente se usa para escribir las decisiones judiciales. Le lleva el escrito a su fiscal. El fiscal la estudia y, si le parece bien, la firma. Vamos a suponer que no la modifica, o incluso que la dicta él mismo. Esta decisión, en caso afirmativo, dirá: “escríbase una carta a mi colega diciendo que acá tiene a su disposición lo que me pidió”. No terminamos, todavía tienen que proyectar esa nueva carta, porque hasta ahora sólo tenemos una decisión que dice: “líbrese oficio haciéndole saber a mi colega que es posible acceder a lo solicitado”. Ahora alguien tiene que proyectar ese oficio, esto demora tres cuatro días, escribir una carta no es tarea fácil. Una vez que está lista se la presenta de nuevo al fiscal y podemos suponer que el fiscal 24 cambia algo, pero, al final, la firma. Con la carta firmada, el empleado lo anota en el libro de entradas y le da de baja a la otra anotación diciendo que ya contestaron y hacen un recibo en su libro de recibos para que lo firmen del otro lado de la puerta diciendo que recibieron la respuesta a la carta. Después todo eso sigue y sigue hasta que mandan a alguien a buscar eso que piden y todo este ir y venir dura meses y meses; esto es lo que hacen todos los días en todos los tribunales y fiscalías. ¿Por qué no se lo pide por teléfono? ¿Por qué no golpea la puerta? En el caso de que se necesite una constancia; ¿por qué no limitarse a decir que el expediente lo tiene tal persona? Porque hay una desconfianza extrema y todos piensan que les van a robar el expediente. No hay forma de no seguir esos pasos. Ese funcionamiento burocrático nos confunde y nos hace perder de vista “el caso”, creyendo que ésa es la realidad y no lo que pide la ley, que es que se persiga penalmente.

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